Durante los últimos 20 meses, el Covid-19 ha sido protagonista indeseado de todo lo que ocurre en el mundo. En diversas ocasiones nos hemos referido a sus consecuencias en los ámbitos social, económico y político.
Sin embargo, además de las olas consecutivas, las nuevas variantes y la extensión del estado de emergencia en ciertas regiones; advierten del surgimiento de una “pandemia psicológica” reducida al neologismo de “psico-pandemia”, en la que podemos incluir las conductas, actitudes, efectos mentales, emocionales, psíquicos y psicosociales derivados de la pandemia.
El aislamiento, agotamiento, la pérdida, convivencia forzada, luto e incertidumbre están generando a escala masiva padecimientos relacionados con estados graves y profundos de ansiedad, depresión, stress, agresividad, soledad y adicciones tanto en enfermos, recuperados y personas que nunca padecieron la enfermedad.
Los resultados de estas afectaciones son diversos y pueden agruparse de acuerdo con las siguientes expresiones y comportamientos característicos.
- Hipocondría. La preocupación y el miedo exagerados y obsesivos; las personas experimentan ataques de pánico, que incluso pueden generar alteraciones en su ritmo cardiaco y respiración y todavía peor: un estado de angustia y alerta permanente que deriva en insomnio, temor, diarreas, vomito y adicciones.
- Complots, paranoia y el apocalipsis. Las teorías de conspiración, el anuncio del fin del mundo y las manos que mueven al mundo desde una corporación secreta; estamos condenados a padecer el complot de los poderosos para exterminar lentamente a la humanidad.
- Atípicos. Los afectados pretender no encajar, permanecen en un estado de “rebelión, protesta y negación” de todo y contra todos.
- Depresión y ansiedad. El aislamiento, la inseguridad y las expectativas canceladas, derivan en la sensación de soledad, abandono, tristeza, vacío (con información de Forbes).